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MUNDO SEXUAL

Sexo en público: el morbo de ser descubierto

Sexo en público: el morbo de ser descubierto
Noelia Rodríguez Alvarez
Última actualización: 23 Noviembre 2019
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Cada pareja tiene sus propios lugares preferidos para practicar sexo. El sexo da mucho juego, y por ello hacerlo en público conlleva un morbo añadido.

A la hora de practicar sexo la sorpresa, el morbo y la excitación son importantes. En ocasiones lo son tanto que alguna de estas acciones resulta más placentera que el coito en sí o la penetración. Hay ciertas particularidades sexuales, lo que se conoce formalmente como parafilias, que están más generalizadas que otras.

Por ello las vemos prácticamente normalizadas y como parte de una vida sexual plena. No nos llama la atención, por ejemplo, que a alguien le provoque morbo practicar sexo en un avión y vemos con ciertos reparos que realice prácticas sádicas o masoquistas.

En este artículo vamos a hablar precisamente de practicar sexo en público, el morbo que produce ser descubierto en plena faena con tu pareja. Esto abarca diferentes niveles, que pueden ir desde hacer el amor en los baños de un avión a prácticas en plena calle que rayan el exhibicionismo.

¿Qué son las parafilias?

Una parafilia es un comportamiento sexual que se sale de lo convencional y en el que el placer radica principalmente en actos ajenos, pero complementarios, a la copulación. Así hay casos en los que el morbo radica en la posibilidad de ser descubierto o en que el acto sexual se acompañe deprácticas sadomasoquistas.

La gente puede tener parafilias y no es nada raroLa gente puede tener parafilias y no es nada raro

Tener parafilia no es nada malo ni perjudicial y puede llegar a enriquecer el sexo, siempre y cuando todas las personas implicadas sean conocedoras de lo que están haciendo y estén de acuerdo en estas prácticas. Otra cosa son las convenciones sociales de cada momento, que ven con mejores o peores ojos alguna de las prácticas que se pueden salir de lo normal en el terreno del sexo.

El sadomasoquismo, el voyeurismo, lazoofilia, el fetichismo o la necrofilia, junto al exhibicionismo, son algunas de las parafilias más conocidas. Dentro de las consideraciones que la sociedad pueda hacer de estas y otras el hecho de ser descubierto cuando se está practicando sexo con su pareja es de las que menos consideraciones negativas tiene.

El motivo del placer

El practicar sexo con tu pareja en un lugar público y que esto sea un añadido placentero se debe al morbo que provoca el riesgo de ser descubierto. Saber que en cualquier momento alguien puede veros, que eso puede conllevar problemas, que debéis daros prisa para evitar ser descubiertos, que no podéis hacer ruido para evitar llamar la atención.

Todo esto hace que nuestros sentidos se agudicen y también las sensaciones. El cuerpo se hace más vulnerable a cualquier caricia y sufrimos una subida de adrenalina de lo más placentera, más incluso que las propias prácticas sexuales. De ahí que sea una de las fantasías más repetidas entre la población.

Son muchos los aspectos que hacen del sexo público algo muy excitanteSon muchos los aspectos que hacen del sexo público algo muy excitante

Y tratándose de una fantasía os podréis imaginar que las posibilidades son muchas, tantas como os vuestra imaginación os pueda proporcionar. Incluso hay quien no necesita de pareja, le produce un placer extra a la masturbación el hacerlo en un lugar en el que sabe que en cualquier momento puede ser descubierto. Esto suele ir asociado con el exhibicionismo y es un delito.

En ocasiones al morbo de hacerlo en un lugar público se une la espontaneidad, lo conocido como 'aquí te pillo, aquí te mato'. Esta práctica puede ser fruto de un momento de excitación, ya sea con una pareja consolidada o con una ocasional. De este modo en ocasiones se dan varios factores que ayudan a incrementar la excitación previa y, por lo tanto, el placer.

¿Dónde hacerlo en un lugar público?

Cuando nos referimos a un lugar público lo cierto es que existen diversas posibilidades. Desde hacerlo en un baño público a una casa u oficina en la que hay más gente o incluso al aire libre. El peligro por ser descubierto en estas tres situaciones es muy diferente -hay muchas otras- y la última, incluso, puede conllevar que acabéis en comisaría.

El trabajo es uno de los sitios que primero se viene a la cabeza de muchas personasEl trabajo es uno de los sitios que primero se viene a la cabeza de muchas personas

El lugar en que practicar sexo depende de cada pareja y hay quien se horroriza al pensar en hacerlo en su lugar de trabajo mientras que, para otros, es una de sus mayores fantasías sexuales. Para otros es hacerlo en su casa, si es que la comparte con más personas. Lo habitual es, cuando a uno le produce morbo hacer el amor en espacios en que puede ser descubierto, empezar por aquellos en que se encuentra más seguro, como su casa o unos baños públicos -con la puerta cerrada y candado puesto.

¿En el trabajo?

Practicar sexo en la propia vivienda o en el lugar de trabajo son prácticas con escaso riesgo, sin contar lo vergonzoso de la situación. En el caso de optar por un espacio de trabajo pueden ser grabados por cámaras de seguridad, lo que supone un extra al peligro de ser descubiertos. Como consecuencia extrema el ser pillados puede tener repercusiones en el trabajo, pudiendo llegar a ser despedidos por realizar prácticas inadecuadas.

¿Y qué hay de los baños?

Antes hablamos de que hacerlo en el baño de un avión, mientras está en pleno vuelo, es una de las fantasías universales de esta sociedad. No son los únicos baños que pueden ser utilizados para estos menesteres, pero sí unos de los más incómodos. Los de un bar o discoteca, de otros transportes, e incluso los probadores de una tienda son lugares de lo más recurridos.

No te arriesgues demasiado o las cosas pueden acabar malNo te arriesgues demasiado o las cosas pueden acabar mal

En los casos comentados en el anterior párrafo las consecuencias de ser descubierto se limitan a una reprimenda y, a lo sumo, pedirles que lo abandonen. Al estar protegidos por una puerta no se les puede acusar de exhibicionismo, porque estaban resguardados de miradas ajenas. Incluso aunque algunos dejen sin cerrar el pestillo para incrementar el peligro y, por lo tanto, el morbo.

Acabar en comisaría

En los casos que vimos anteriormente raramente hay consecuencias duras para la pareja, en caso de ser descubierta. Sin embargo, cuando escogen un espacio abierto, como unos arbustos o el banco de un parque, pueden ser acusados de un delito de exhibicionismo.

La situación empeora si esta práctica ha sido realizada ante menores de edad, lo que elevará la posible condena, que puede llegar hasta los 24 meses de cárcel. En otros casos se verá como un caso de faltas, que puede solventarse con el pago de una multa.

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