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FRENESÍ

La despedida

La despedida
Fernando Cortázar
Última actualización:
Las dos se miraron durante un largo rato de reojo, mientras caminaban por los bulevares. Hasta que Briana, más atrevida, decidió saludarle.

Se notaba la llegada de la primavera, se respiraba un ambiente diferente y el sol entraba radiantemente por la ventana. Briana esperaba impaciente la llegada de ella, sabía que quedaba poco para su encuentro. Nerviosa, decidió tomarse una copa de whisky con soda para relajarse. Pronto volvería a Londres y no quería irse sin despedirse.

Ella y Alicia llevaban viéndose hacía unos meses. No podía creer que aquello fuese posible. Briana Donaldson se había convertido en una actriz de fama incipiente, su aparición en esa película de bajo presupuesto llamó la atención de la crítica y los contratos empezaron a salir. Tenía en manos un proyecto de mayor envergadura y debía prepararse sin presiones. Por eso había aceptado quedarse una temporada en el apartamento que tenía su representante en pleno centro de Madrid.

Y fue mientras visitaba los Jardines de Sabatini cuando su mirada se cruzó con la de ella, una mujer de unos cuarenta años, de cabello negro como el azabache, piel blanca como la porcelana, ojos de color esmeralda pero sin esperanza, y elegante, como si fuese de otra época. Las dos se miraron durante un largo rato de reojo, mientras caminaban por los bulevares. Hasta que Briana, más atrevida, decidió saludarle. Y de esa manera, misteriosa y llena de intriga, empezaron su aventura. Se contaban confidencias, recuerdos de la infancia, hacían el amor con calma, quedándose largas horas entregadas al pleno placer.

Como si de un ser etéreo se tratase, la mujer entró de manera majestuosa y elegante

Aunque apasionante, Briana sabía poco de la vida de Alicia, sólo que estaba casada y que nunca amó a su marido. Pero era lo suficientemente inteligente para no preguntar, al fin y al cabo se trataba de una aventura. El sonido del timbre irrumpió y con él, la llegada de Alicia. Como si de un ser etéreo se tratase, la mujer entró de manera majestuosa y elegante. Tras quitarse la chaqueta de punto, saludó a Briana con un beso en los labios. Ambas se besaron apasionadamente, pero esa tarde no había prisas, tenían todo el tiempo del mundo.

Alicia se tomó también una copa de whisky con soda mientras fumaba y mirada seductoramente a Briana. Ésta, una bella joven alta y de pelo castaño, sonreía, disfrutaba del momento, de la presencia de Alicia. Sin más preámbulos, la joven actriz cogió el cigarro de la bella mujer madura y dio una calada. Alicia lo vio como una invitación y la besó. Al principio suavemente, para después impregnarlo todo con un aroma a deseo y lujuria.

Llevada por la pasión, las manos de Briana entraban por las aberturas de la blusa de Alicia. Su aroma a violetas la excitaba, su piel tersa y cuidada era tan suave que el roce de las yemas hacía a Alicia exhalar suspiros de placer. Le tocó uno de sus pezones, estaba duro. A Briana le encantaba sentir los pechos de Alicia, eran generosos y placenteros al primer roce. La joven actriz le fue desabrochando la blusa, para la ocasión, Alicia no se había puesto sujetador, dejando al descubierto sus hermosos senos, que Briana no dudó en acariciar. Empezó a lamer uno, lo hacía con deseo y frenesí, le encantaba sentir como, en sus labios, sus pezones se endurecían de placer. Alicia aprovechaba para desabrocharle la camisa a su compañera y para tocar esa piel tan blanca y suave que tenía Briana.

No tardaron en quedarse completamente desnudas

No tardaron en quedarse completamente desnudas, ambas disfrutaban mirándose mutuamente sus cuerpos. En la cama, las dos estaban entrelazadas, sintiendo en cada poro de su cuerpo a la otra. Era muy excitante sentir cómo los senos de Alicia se fundían con los de Briana, como las piernas de ambas jugaban traviesas y como sus vulvas se juntaban entre tímidamente y con deseo de sentirse más de cerca. Sabían que una de ellas debía dar el paso. Y cómo no, fue Briana la que fue acercándose al clítoris de Alicia. Empezó a acariciarlo, a disfrutar de cómo Alicia se abría al placer, de notar cómo empezaba a lubricar, Briana empezó a lamer más rápido, necesitaba saborearla, a degustar esa delicia que ella desprendía. Esto provocó que Alicia gimiese profundamente, se sentía llena, el placer que le daba esa joven era increíble, no podía resistir todo el cúmulo de sensaciones que sentía mientras Briana lamía su clítoris mientras le acariciaba los pezones, lo hacía con más fuerza, con más deseo, como si estuviera fuera de sí. Esto provocó que Alicia tuviese su primer orgasmo, gritaba de placer.

Tras ello, Alicia también quiso disfrutar del sabor de Briana, le hizo una señal y la joven cambió de postura. Ambas se fundieron en un apasionante y morboso 69. Se chupaban, se tocaban, el aroma a sexo impregnaba toda la habitación. Quisieron mirarse, se pusieron de rodillas y se besaron mientras sus pechos se acariciaban mutuamente. Se acariciaron las mejillas, sonreían cuando se miraban a los ojos. Una le acarició al pelo a la otra, la sensación de plena felicidad era lo más cercano a lo que ambas estaban sintiendo.

Después Briana se giró mientras Alicia le abrazaba por detrás, las manos de la mujer iban hacia la vagina húmeda de Briana mientras que las de la chica iban hacia el sexo de Alicia. Se besaban mientras se acariciaban, pero ambas querían más.

Sin pensarlo dos veces, se echaron en la cama. Desde detrás, Alicia abrazaba a Briana a modo cuchara, y mientras le acariciaba el clítoris, la joven besaba el cuello de Alicia. Sin dudarlo, la mano de Briana fue directa a la vagina de Alicia. Ambas iban al unísono introduciéndose los dedos mientras se fundían en un profundo beso. Sus lenguas jugueteaban la una con la otra. Se volvieron a mirar a los ojos y las dos sonrieron. El aroma de las violetas de Alicia se entremezclaba con el de azucena de Briana y el fuerte olor a sexo dejaba un ambiente cargado de pasión.

Llenas de placer, gimieron juntas mientras sus dedos entraban y salían más rápido

Llenas de placer, gimieron juntas mientras sus dedos entraban y salían más rápido. El orgasmo para las dos fue muy intenso. Tras ello, se miraron dulcemente, se dieron un tierno beso y se abandonaron a un plácido descanso.

El atardecer indicaba que el día llegaba a su fin. Las dos se vistieron. Alicia debía volver a su casa antes de que su marido llegase de una reunión de negocios. Mientras se arreglaba el cabello miraba curiosa a Briana, que fue a poner un disco. Cuando estuvo lista, salió de la habitación y fue al salón, donde Briana le esperaba con su copa de whisky con soda.

-Debo irme.

- Lo sé. Sabes, esta era nuestra última tarde, juntas.

- ¿Vuelve a Londres?

- En una semana.

- Bueno, tarde o temprano iba a pasar. Al menos, te llevarás un buen recuerdo de Madrid. ?Dijo Alicia sonriendo mientras se ponía la chaqueta de punto.

Briana no le contestó, sólo le miró sonriendo. Alicia cerró la puerta, una sensación de melancolía le invadió mientras iba hacia su coche. En el departamento, Briana repasaba el guión que estaba memorizando, sentía que ella se acababa de marchar pero ya le echaba de menos.

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