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ZONAS ERÓGENAS

El Punto G masculino: placeres y miedos

El Punto G masculino: placeres y miedos
Marta Cabrera Benito
Última actualización: 29 Noviembre 2016
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Muchos hombres no quieren estimular su punto G por vergüenza, sin embargo, no se deben cerrar puertas en el sexo para que todas las partes obtengan el mayor placer posible.

A la hora del sexo, es importante saber cómo estimular a tu pareja para que el placer que sintáis ambos sea igual de placentero. Mucho se ha hablado sobre el punto G en las mujeres, pero eso no quiere decir que un hombre no lo tenga. Es más, el punto G de un hombre es mucho más fácil de localizar que el de una mujer, ya que tiene una ubicación concreta. El lugar que más placer da a un hombre se encuentra en el ano, concretamente a 5 centímetros hacia dentro. Se trata de un pequeño bulto, algo que facilita su ubicación. Por ello, no podrás usar como excusa que desconoces su existencia o ubicación para estimularlo.

Miedos

Más que miedos, lo que tienen los hombres con respecto al punto G es vergüenza. Hay muchos casos en los que, antes de pensar en el placer que puede suponerles estimular esa zona en el sexo, piensan en que no es una zona que debería ser accesible. Está extendido en el mundo masculino que, si un hombre es heterosexual, hay ciertas partes de su cuerpo que son inaccesibles. Esta opinión, aunque pueda tener apoyos por detrás, limita mucho el placer que puede sentir un hombre en el sexo. Por ello, es ridículo seguir manteniéndola ya que lo único que hará es hacer que, pudiendo disfrutar mucho más de las relaciones sexuales, los hombres no den un paso más recurriendo a su punto G.

Es necesario perder la vergüenza para disfrutar al máximo del sexoEs necesario perder la vergüenza para disfrutar al máximo del sexo

Es clave el papel de la mujer, en el caso de una pareja heterosexual. Ella deberá tranquilizar al hombre para que acceda a ir más allá en lo que al placer en el sexo se refiere. Por ello, será necesario que le haga ver que el punto G es una zona erógena más de su cuerpo a estimular. Debe darle la confianza que éste necesita para que ella acceda hasta esa zona. También es necesario que se encuentren en un punto de su relación en el que haya tanta confianza que puedan llegar a plantearse este tema. Será necesario hablarlo antes ya que, por mucho que la mujer quiera dar un mayor placer a su pareja, es posible que éste no lo comparta o no esté de acuerdo. Será necesario hablar de los pros y los contras y, además, aportar tranquilidad a la otra persona. El sexo es para disfrutar, por ello no hay que ponerle límites.

Placeres

El término sexo incluye en su definición la palabra placer, por lo tanto, no puede entenderse una cosa sin la otra. Tanto para un hombre como una mujer, la imaginación en una relación sexual puede fluir de manera paralela a la necesidad de obtener placer de la otra persona. No deben ponerse barreras, ya que se trata de un acto más de amor en el que hay la suficiente confianza para poder ir probando nuevas cosas que ayuden a evitar la rutina. El sexo requiere de una apertura de mente total y no da pie a que haya limitaciones morales ni de ningún tipo.

Hay que mantener una conversación de pareja sobre el punto G masculinoHay que mantener una conversación de pareja sobre el punto G masculino

Una de las limitaciones a evitar es la accesibilidad al punto G. Éste es la zona de mayor placer tanto para hombres como para mujeres y, por ello, debe ser casi obligatorio estimularlo cuando se tienen relaciones sexuales. Aun así debe incorporarse como una parte más del sexo. Por ello, no olvides de estimular ninguna de las zonas erógenas de tu pareja. Es más, debes de empezar por ellas.

Para que una relación sexual sea plenamente placentera para las dos personas que conforman la pareja, hay que ir de menos a más. En primer lugar, habrá que empezar por las caricias y los besos. Una parte tierna de los preliminares que haga a la pareja ir entrando en calor. Cuando la pareja ya vaya sintiéndose más a gusto, comenzará a estimularse aquellas zonas erógenas que ya conocía de la otra persona previamente. Esto hará que ambas personas se vayan sintiendo cada vez más próximas. Aún no es el momento de recurrir al punto G. Será necesario un rato más de juegos para que el disfrute no se haga corto. Cuando la excitación sea máxima, se puede recurrir a la penetración o buscar una alternativa y aquí es cuando entra en escena el punto G. Después de una conversación previa en los que los dos habéis accedido a recurrir a él para llegar al clímax tocará llevarlo a la práctica. Estando ambos en una posición cómoda y tranquila acceder al punto G del otro. En el caso del hombre, deberá saber dónde se ubica en su pareja, ya que en las mujeres no está tan ubicado. Cuando las dos personas estén listas será el momento de estimularse mutuamente esa zona tan sensible del cuerpo humano para poder llegar al orgasmo de la forma más placentera posible.

Recurre al punto G para acceder a un mayor grado de placer que, quizás, hasta ahora no has conocido. No dejes que haya prejuicios que te lo impidan, no reniegues de ello porque estás cerrando una puerta que puede darte paso a un placer hasta ahora desconocido.

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