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Divorcio amistoso: claves para que tu expareja no se convierta en tu enemigo

Divorcio amistoso: claves para que tu expareja no se convierta en tu enemigo
Noelia Rodríguez Alvarez
Última actualización: 27 Noviembre 2019
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No toda ruptura tiene que terminar como el rosario de la aurora y aunque en ocasiones pueda sonar utópico, lo cierto es que el divorcio amistoso existe.

Enfrentarse a un divorcio no es un momento fácil para ninguna de las personas implicadas, ni generalmente tampoco para aquellas que les rodean. Cuando un matrimonio llega a su fin y cada uno decide emprender su vida por separado es habitual que se generen tensiones, al fin y al cabo la separación suele venir provocada por algún tipo de diferencias.

Sin embargo no toda ruptura tiene que terminar como el rosario de la aurora y aunque en ocasiones pueda sonar utópico, lo cierto es que el divorcio amistoso existe. Es posible poner fin a un matrimonio sin tirarse los trastos a la cabeza y hacerlo de un modo racional. Esto suele ser especialmente importante cuando hay una familia en torno a la pareja.

Aunque no siempre es fácil, hay ocasiones, especialmente cuando hay hijos de por medio, que lo más recomendable es afrontar la ruptura de la mejor manera posible y mantener una relación amistosa durante el proceso de separación y también el futuro. Puede resultar complicado de conseguir, pero es posible.

Cuanto antes, menos tensiones

En ocasiones una pareja no quiere llegar a la separación, así que aguanta y aguanta durante más o menos tiempo a fin de evitar la ruptura. Lo cierto es que esto raras veces funciona. Lo que se consigue es que, en vez de fortalecer la relación como se espera, lo que se hace es resentirla cada vez más.

Es mejor tomar la decisión cuanto antes para evitar problemasEs mejor tomar la decisión cuanto antes para evitar problemas

A fuerza de soportar una situación en la que no se está cómodo la pareja se resiente aún más, llegando a dificultar la convivencia y consiguiendo una sensación de hastío, incluso rencor, por la otra persona. Llegados a este punto raramente se podrá tener una ruptura amistosa ni mucho menos recuperar la buena relación de antaño.

Por ello una vez que veamos indicios de que nuestro matrimonio no funciona lo mejor es ver todas las opciones posibles y analizarlas. En ocasiones una separación temporal puede servirnos para ver cómo serían las cosas sin nuestra pareja y ayudarnos a decidir si queremos mantener el matrimonio o preferimos optar por el divorcio.

Cuanto antes actuemos en uno u otro sentido más fácil resultará y a menos conflictos tendremos que hacer frente. A fuerza de esperar y aguantar en una situación en la que no nos sentimos felices el resentimiento hacia nuestra pareja no hará más que incrementar día a día.

La comunicación es básica en cualquier pareja

Un matrimonio es cosa de dos y un divorcio, si queremos que sea amistoso, también ha de serlo. La comunicación entre los implicados es algo básico para que la ruptura se lleve a cabo sin mayores contratiempos. Hablar las cosas, incluso cuando se trata de plantear la separación, es importante.

Tener comunicación es fundamental para que el divorcio sea amistosoTener comunicación es fundamental para que el divorcio sea amistoso

Sabiendo qué es lo que quiere y espera el otro podemos llegar a toda una serie de acuerdos de cara a pasar por un divorcio amistoso. En caso de no saberlo y especialmente cuando lo que se hace es ocultar las intenciones a la otra parte de la pareja se están creando las bases para que la separación se convierta en una guerra en la que puede haber múltiples damnificados.

Si durante el matrimonio la relación de pareja necesita que en unas ocasiones sea uno el que ceda en favor del otro con un divorcio ocurre lo mismo. Si no queremos crear conflictos debemos ser flexibles en la medida de lo posible y tratar de no poner trabas. No se trata de un requisito individual, sino que han de ser las dos partes implicadas las que trabajen en el mismo sentido para alcanzar un divorcio amistoso. De otro modo no tendría sentido porque sería uno el que se aprovecharía del otro.

Los hijos, pieza clave

En un divorcio los hijos son una pieza clave. En ocasiones la separación se retrasa en el tiempo precisamente por ellos, para evitarles ese sufrimiento. Sin embargo cuando la ruptura es la única salida hay que pensar en toda la familia y el modo correcto de seguir adelante.

Especialmente sensibles son los casos en los que los hijos aún son pequeños. La preocupación por su bienestar puede recrudecer las condiciones de un divorcio e introducirnos en un proceso que no resulta nada amistoso. Podemos encontrarnos en situaciones en las que aunque los dos padres busquen lo mejor para la familia sus puntos de vista sean completamente opuestos y no lleguen fácilmente a acuerdos.

Los hijos suelen ser el motivo más delicado para el divorcioLos hijos suelen ser el motivo más delicado para el divorcio

La custodia, con quien pasan las vacaciones, la manutención,... son temas que generan multitud de conflictos en una familia que está atravesando por un divorcio. Lo deseable sería alcanzar una postura común pero si no es posible lo más recomendable es dejar las discusiones para las negociaciones con los abogados, no reproducirlas delante de los hijos.

De este modo evitaremos que el estrés derivado del divorcio les afecte a ellos y que incluso puedan llegar a sentirse responsables de la ruptura por la que están atravesando sus padres. Lo ideal en estos casos es dejar a los hijos, especialmente si son pequeños, lejos de las discusiones y de los trámites burocráticos. Es importante pedirles su opinión en determinados temas que les atañen directamente -con quien prefieren vivir o cómo repartir las vacaciones- pero no criticar a la pareja ante ellos porque únicamente generará tensión y rencores innecesarios.

Beneficios de un divorcio amistoso

Un divorcio amistoso tiene más ventajas frente a uno lleno de conflictos. En el terreno personal basta decir que los implicados están sometidos a menos presión, pueden mantener una buena relación con el resto de la familia y saldrán de esta ruptura con menos daños.

A nivel administrativo es mucho más rápido el divorcio amistosoA nivel administrativo es mucho más rápido el divorcio amistoso

En el aspecto práctico un divorcio amistoso resulta más rápido que uno que se demora en el tiempo mientras cada una de las partes solo mira para sí misma y no son capaces de alcanzar acuerdos. Por eso mismo resulta más barato, porque es un ahorro de costes, dinero y la repartición de los bienes comunes se hace de un modo más equitativo, por lo general.

Procedimiento del divorcio amistoso

Para llevar a cabo un divorcio amistoso no hay que invertir tanto tiempo ni tener tantos quebraderos de cabeza. No hay duda de que la situación es mucho más sencilla que si entre la pareja hubiera tensión. Estos son los aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de llevarlo a cabo.

  • Un divorcio amistoso, desde el punto de vista administrativo, no precisa de la celebración de un juicio, en el que sea un juez el que determine toda una serie de cuestiones.
  • Se precisa de un abogado y un procurador, que puede ser el mismo para las dos partes implicadas dado que no tienen intereses contradictorios.
  • Ambas partes participarán en la elaboración de la documentación con la que se solicitará el divorcio.
  • En la misma se ha de incluir el certificado del matrimonio -han de transcurrir tres meses de la celebración del mismo para poder divorciarse o acreditar unas condiciones especiales relacionadas con la seguridad- y del nacimiento de los hijos si los hubiere. En este último caso hay que incluir también el convenio regulador que establezca qué progenitor tiene la custodia, cómo será el régimen de visitas, la manutención, etcétera.
  • Todo ello se presenta, junto a la demanda de divorcio y un poder notarial, en el juzgado. El juez ha de comprobar que realmente las dos partes están de acuerdo en divorciarse.
  • Para ello analizará la documentación y las escuchará por separado y en un plazo de tres días. Posteriormente ratificará el divorcio, o no lo hará en el caso de que no se cumplan las condiciones necesarias.

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